|
El troll de dos cabezas
por Alejandro Murgia "Bungo Bolsón"
Escuchar versión musical (1.20 MB)
Se cuenta que en los lindes
del bosque de las fresas
vivía hasta hace poco
-auténtica rareza-
un troll de dos cabezas.
Era hosco y huraño,
campeón de la rudeza,
pero a veces hablaba
con gran delicadeza
el troll de dos cabezas.
Prefería estar solo;
se sentaba a la mesa
y trozaba el carnero
sin gracia ni destreza,
aunque a veces sentía
un rapto de fineza
y usaba aguamanil
igual que una princesa.
Los hobbits le temían
y existe la certeza
que en su propia familia
provocaba extrañeza.
Pero él no hacía caso
ni sentía tristeza.
Mataba el tiempo hablando
de una a otra cabeza.
Una, la más maciza,
y ceñuda, y aviesa,
contaba chistes orcos
de indecible torpeza,
y a cambio le narraba
la segunda cabeza
olvidadas historias
de élfica belleza.
Siendo tan diferentes
una y otra cabeza
tuvieron tanto tiempo
de cambiar sutilezas
que llegó a ser un sabio
el troll de dos cabezas.
Lo cierto es que un buen día
la hermosa troll Teresa
cruzó en busca de setas
el bosque de las fresas,
y escuchó hablando solo
al troll de dos cabezas.
Decía: "Hete el secreto
de mi naturaleza
de troll, he de tenerme
absoluta franqueza,
reconocer las propias
miserias y flaquezas
mas no cortar las alas
que buscan la belleza".
Cuando escuchó estas cosas
la linda troll Teresa
se enamoró en el acto
del troll de dos cabezas,
y fue de esa manera,
sin tortas ni cerezas,
que nuestro extraño amigo
al fin sentó cabeza.
Lo cuentan las canciones
de barra y sobremesa,
cuando alegre en las copas
desborda la cerveza.
Y agregan que en el linde
del bosque de las fresas,
medraron, ¡oh, sorpresa¡
los trolls de dos cabezas.
Volver a la Bilbioteca
|
|