Fragmentos de la Ciudad de Númenor 3/3

"Y así transcurrió buena parte de la noche de aquel Maratón Tolkien. Pero ya entrada la madrugada los cuentos se acabaron y comenzaron las competiciones en el recinto cerrado del Centro. Se dividieron los tolkiendilis en equipos de cuatro, supervisados por un miembro del smial de Númenor, y se distribuyeron el orden de pruebas para cada uno. A este cronista le tocó integrarse en la cuadrilla formada por Boromir y Azaghâl que hubo de enfrentarse a: tres problemas de lógica, una prueba de tiro al blanco (sin ballestas ni arcos, solo con dardos), el juego del baile de las sillas (suspendido a los cinco minutos cuando dos de ellas se quebraron por las patas ante la violencia con que algunos se precipitación en sentarse para no perder el sitio) y a un torneo de esgrima. Esta ultima prueba recayó en Boromir, quien perdió ante Fingolfin, el cual a su vez se batió y venció al semifinalista Faramir proclamándose de este modo campeón y ganando una espada nueva como trofeo. Sin embargo las puntuaciones totales de todas las pruebas favorecieron al equipo en el que participaba este cronista, dándonos así la victoria por un amplio porcentaje y ganando como premio final cada uno unbonito mathom esférico, plástico y colorido. Mientras se escriben estas lineas sigo teniéndolo a la vista junto a mi mesa y uno se sigue preguntando: "¿pero esto, para qué sirve?"

"En las últimas horas de la madrugada la situación se relajó o más bien se amodorró. A las horas en vela había que sumar en muchos casos el trayecto que los tolkiendilis habían hecho por carretera desde Logroño o Granada. Era un buen momento en todo caso para hojear algunas lecturas traídas por los smiales, especialmente los boletines "Estel" publicados por la STE. Una muestra de la fluidez del intercambio tolkeniano es la aparición en uno de sus números del poema de Alejandro Murgia "El troll de dos cabezas". Otros texto encontrado fue el panfleto satírico-tolkeniano "Hola", de Pukel Ediciones que también se adjunta con el boletín "Estel". Un interesante anuncio por palabras aparecía en él: <<¿Problemas de personalidad? Gabinete psicológico Gollum. Visítame y hablaremos los cuatro>>.

"Una vez amaneció por el este, como era habitual en estos casos, hubo cierto movimiento y reunión de pertrechos. Un grupo salió del recinto hacia el parque cercano, en donde se disponían a hacer algunos experimentos para futuras partidas de rol en vivo. Azaghâl pretendía demostrar la inutilidad de un arquero elfo contra un orco armado de escudo y hacha que cargase contra él a la carrera desde una distancia de veinte metros. Mientras el señor de Belegost asumía el papel de un orco, hasta cinco voluntarios, uno detrás de otro, intentaron herir al enemigo desde la distancia. El resultado se saldaba siempre con un elfo partido en dos, o en todo caso huyendo a la carrera cuando comprobaba que solo tenía tiempo para hacer un disparo y que éste siempre daba en el escudo.

"Definitivamente los que estaban dormidos al fin despertaron y el sol del Domingo se alzó definitivamente... en algún sitio detrás de las nubes de lluvia. Hubo ceremonia religiosa en la iglesia para algunos, desayuno en la cafetería para otros y un viaje en metro para todos. La parada era el Museo del Ejército en el que podríamos contemplar como se mataba de verdad, sin tablas de críticos ni tiradas de dados ni épica literaria. Por el camino, algunas canciones de la noche anterior para amenizar la mañana a los ocupantes de los vagones en los que viajábamos: "Cargad, cargad", "Minas Tirith" y otras.

"El Museo del Ejército, antiguo palacio de vacaciones y divertimento de Felipe IV una vez decorado por pinturas de Velázquez y hoy extrañamente trastocado en sus funciones, es un cajón desastre en donde se acumulan estandartes, pinturas de no muy buena calidad alusivas a batallas, condecoraciones, planos, maquetas y sobre todo estanterías de armas, muchas armas: espadas de todos los tamaños y formas, para cortar, sajar, aserrar, atravesar, rasgar o simplemente aparentar (estas últimas estaban, evidentemente, muy ornamentadas y preciosamente decoradas), picas de seis metros que empalarían a un olifante, hachas, mazas, ballestas númenóreana y un amplio surtido de armas de fuego y artillería varia. Se exponían también algunas armaduras, aunque no las mejores, pues estas se encuentran en la armería del Palacio Real, lugar más pequeño y mejor organizado para las visitas. Esa es la conclusión a la que se llega tras subir exhausto por las escaleras hasta el tercer piso del museo. Recuerdos de todas las batallas que el imbatible ejercito español fue perdiendo a lo largo de dos siglos de guerra en ultramar y algunos diseños y maquetas de fortificaciones llevan al visitante hasta la cafetería, la tienda de recuerdos y la salida, por ese orden.

"Y al fin ya reunidos todos los tolkiendilis a la puerta del museo llegó la hora de ir a comer. "La Fontana de Oro", local subterráneo de ambiente celta y habitual punto de reunión del smial residente, ubicado en el centro de la ciudad y cercano a la Puerta del Sol, es el sitio elegido. Mucho hablarían los presentes allí y mucho se cantaría y se comería. Este cronista no tuvo oportunidad de saberlo porque hubo de partir antes de llegar, aunque sabe que aquella ultima parada serviría de broche de despedida para el Maraton Tolkien de Númenor en el que tantos habían participado.

B. R.

 

***

El Árbol de la Ciencia de la UAN, en el centro del Campus de Armenelos, en el centro de Ciudad Númenor. Sus ramas, que se extienden altas y amplias, cubren el patio central en derredor como... bueno, como un techo natural. Aunque este hecho, junto con el resto de la descripción de tan prodigiosa planta es algo que ya ha sido mencionado anteriormente. Añádase ahora a la imagen de un árbol dorado de ramas de color de plata cuatro miembros de las JJNN que han sido conducidos hasta allí por orden del Comité de Disciplina y Tolkienética. Se encuentran en la isleta rodeada por cinco puentecillos situada en el centro del estanque y sobre la que está plantado el Árbol de la Ciencia. Los Noldor contemplan con gesto bastante alterado un monticulo que se alza entre ellos y el arbol.

--¡Mierda! --proclama Caranthir.

--No, es abono, cuatro toneladas para ser exactos. --El señor Aegidius, jardinero jefe de la UAN al que le ha sido encomendada la supervisión del pelotón de castigo, hunde levemente su rastrillo en la montaña orgánica de la que emanan no ciertamente deliciosos olores. Luego lo alza señalando con e a Noldorynn, Maglor, Caranthir y Neoluendo.

--Pero nada de abonos químicos ni mejunjes raros. Este es abono

natural directamente importado de las cuadras de Rohan y seleccionado especialmente para alimentar a nuestros Árboles de la Ciencia. Solo nos llega lo que producen los mejores mearas de carreras, los ganadores del Derby de Medusel. Así que ya podéis empezar a trabajar con él. Cargadlo en las carretillas y rastrilladlo alrededor de las raíces.

--Pero como vamos a manejar palas, rastrillo y carretillas, con el esfuerzo que hay que hacer --exclama desconsolada Noldorynn--. Si toco una de esas... herramientas se me va romper la manicura.

--Nadie nos puede obligar a cumplir con estas ingratas tareas, indignas de nuestra estatus de Altos Elfos. Nosotros somos los Primeros Nacidos que vimos la Luz de...

El señor Aegidius alza una mano a su espalda hasta tantear la culata de su trabuco y lo desenfunda con destreza apuntando con el a Maglor. Los eruditos de la Universidad Autónoma de Númenor han dedicado mucho tiempo de debate y análisis a la cuestión de definir exactamente que es el trabuco del jardinero Aegidius. En épocas pretéritas dos escuelas de pensamiento se enzarzaron en fieras trifulcas intelectuales que nada tenían que envidiar a las de la disputas sobre el Posmordorianismo. Por un lado estaban quienes pensaban que se trataba de un "elemento característico identificador del personaje", de la misma forma que el Único se asociaba con el Señor de los Anillos (fuera este Sauron, Frodo, Bilbo, Isildur o cualquiera de sus poseedores) y el paraguas con Lobelia Sacovilla. Otros, por el contrario, sostenían la tesis de que el dicho trabuco "constituía un delicioso anacronismo en el mundo paródico pseudomedieval representado en <<Egidio, el granjero de Ham>>". En cualquier caso, estas dos corrientes de pensamiento, tesis y antítesis respectivamente, se unieron en una única síntesis de la que surgió la siguiente definición que los eruditos de la Universidad Autónoma de Númenor grabaron en letras de oro en libros de gran importancia para que fueran testimonio a las generaciones futuras:

"Trabuco: dícese del Argumento Definitivo que Aegidius utilizará siempre para zanjar cualquier disputa. ¡Y ándate con ojo si lo lleva cargado"

El trabuco de Aegidius estaba efectivamente cargado y Maglor levanta las manos con gesto conciliador: --....por otro lado nunca hay que desaprovechar la ocasión de aprender nuevos trabajos manuales, jardinería por ejemplo. Ahora mismo empezamos a trabajar. No hay que ponerse así.

--Pues arreando, que es gerundio --Aegidius baja el arma hasta que su ancha boca toca el suelo--. Desde que el cibersapo Kermit aquel no aceptó el puesto de ayudante que le ofrecimos siempre me ha hecho falta una mano, y, mira por donde --se sonríe el jardinero--, ahora tengo ocho.

--No es justo, no es justo --se lamenta Neoluendo--. A Cambragol le dejan libre y a mi me detienen en su lugar. ¿Por que? ¿Que he hecho yo para merecer esto?

--¿Quieres que repase el Memorial de Agravios para refrescarte la memoria? --le contesta sardónico Caranthir.

***

Un silmaril esssss como..., como..., como una cerveza. Esssso esss, como una cerveza, esssspumosha y burbujan... burbujian... con burbujas. Por cierto --dice Cambragol, apoyando la cabeza sobre la barra, dirigiéndose al camarero que le atiende en el Café de los Filósofos Muertos-- ponme otra birrita más, andaaaa.¡Hics!

--Lo siento pero ya hemos cerrado el grifo. --le contesta sin mirarle al tiempo que no deja de repasar con un paño el interior de un vaso hasta dejarlo pulido y transparente cual espejo de Galadriel.

--Y eshosssss cuatro de la mesa de la esssshquina que, ¿eh? --Cambragol señala con el pulgar a su espalda hacia los neo-neo ultramodernos que ahora se dedican a analizar los efectos del Posmordorianismo en la medios de comunicación de masas --Llevan toda la noche ahí y no she han ido todavía, ¡hics!

--Ellos se arreglan con medio café para todos mientras tengan materia de la que debatir.

Cambragol, ante esa perspectiva, decide levantar su vaso con lo que le queda de bebida y proclama a voz en grito:

--Brindo por voshotrosss, mis fieles camaradas de armas caidosss. Eshteiss donde eshtiss os tendré siempre en mi corazón. ¡Salud! ¡Hics!

***

Hay trabajos que ofrecen incrementos. Aquel ofrecía... más bien todo lo contrario.

--Esto es..., ¡esto es... una mierda! --explota Caranthir hundido hasta las cejas en la idem.

--Precisamente --le dice el jardinero jefe Aegidius que lo vigila--. Y ya os podéis dar prisa porque todavía os quedan los arboles de los campus de Forostar, Hyarrustar... y así hasta doce. Con suerte acabareis para las campanadas de año nuevo.

--¿Siiii? --exclama ilusionada Noldorynn.

--Si, del año nuevo de la Décimo Segunda Edad por lo menos. ¡Vamos, más brío con esas paladas! He visto fastitocalones reumáticos menos lentos que vosotros... ¡Eh! ¿pero que oyen mis oídos?

El señor Aegidius se detiene en sus recriminaciones cuando distingue que por el extremo sur del Patio del Árbol vienen cantando en alegre francachela los enlutados miembros de la Tuna Númenóreana, quienes han evadido todos los controles y vigilancias de la Guardia Académica previstos. Ahora, libres como Anar cuando amanece, los tunos tunantes arman jarana malsana para oídos de toda categoría y condición cuando cantan con alegría y sin temple irritantes tonadas de ocasión:

 

Galadriel se esta peinaaaando
en el Real Flet Gigaaaaante.
Sus cabellos son de ooooro,
el peine, mithril brillaaaante.
Pero mira como beben los alegres galadhrim,
pero mira como beben licor de niphredil.
Beben y beben y vuelven a beber,
los elfos en sus telain, tinajas de hidromiel.
Galadriel está lavaaaando,
en los mellyrn va tendieeendo;
los lomelindi cantaaaando,
las athelas florecieeendo.
Pero mira como beben los alegres galadhrim,
pero mira como beben licor de niphredil.
Beben y beben y vuelven a beber,
los elfos en sus telain, tinajas de hidromiel.

La fuente del mágico Espeeejo
casi ha llegado a su fiiiin
porque los elfos creyeeeeron
que era el "vodka de Eärendiiiil".
Pero mira como beben los alegres galadhrim,
pero mira como beben licor de niphredil.
Beben y beben y vuelven a beber,
los elfos en sus telain, tinajas de hidromiel.

En Lórien miles de meeeellyrn
el Cauce de Plata rieeeega.
¡Talemos quinientos de eeeellos
y construyamos bodeeeegas!
Pero mira como beben los alegres galadhrim,
pero mira como beben licor de niphredil.
Beben y beben y vuelven a beber,
los elfos en sus telain, tinajas de hidromiel.

Hay estrellas sol y luuuna
en Lórien y mil maraviiiillas.
La elanor en Cerin Aaaamroth,
y el pueblo en las cantiiiinas.
Pero mira como beben los alegres galadhrim,
pero mira como beben licor de niphredil.
Beben y beben y vuelven a beber,
si se acaba beberemos las aguas del Nimrodel
.(*)

--Estos nunca aprenden --refunfuña el señor Aegidius mientras se echa el trabuco al hombro y apunta con sumo cuidado.

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(*) Letra: SÍ MAN I YULMA NIN ENQUANTUVA (¿Quién rellenará mi copa?), de

Jose "Orophin". Lista soctolkien@onelist.com.

Música: "Pero mira como beben los peces en el río" Villancico popular

 

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