I
A Vairë que teje en Mandos lo venido y lo por venir
Y a Irmo dador de visiones allá en Lorien, lugar del sueño
A ambos pido: ayudadme a hablar sobre la Tormenta y el Impulso
Que lo dicho quede grabado en hilo de perlas sobre paño de luto
Que lo visto sea un sueño profundo, real como la materia misma
Fuerza pido, lengua ágil, visión y palabra para contar lo
sucedido
De como Mordor, cadáver yaciente y torturado, recibió sepultura
Y como fueron enterrados por pesada lapida sus restos para siempre
Por mano de quien gobernaba reino más extenso que la tierra firme
El cielo y el mar son esta noche uno solo, igual en furia
desbordada
La bóveda celeste se acoraza con sólidas nubes del color del
acero
y se agita el bravo Belegaer una vez más, no la primera ni la
ultima
De forma terrible crecen en él efímeras montañas y hondos
valles
Se abren sus costados en simas tan hondas y de tanta profundidad
Que es como si la Isla Estrellada surgiera de nuevo renacida
Tal es la violencia que sacude el manto acuoso que ciñe el mundo
Que por fuerza de quien hizo y deshizo se desgarra una costura
Y así, las anegadas tierras de Andor inalcanzable, la llorada
Númenorë
Tienen sobre sí, tras milenios de sueño, un cielo que las cubre
Y, como un extraño don o aviso, el cielo responde de este modo al
mar:
La cúpula de nubes se recoge y deja a la vista en un estrecho
claro
Una única estrella, la mas brillante de todas cuantas hubo:
Eärendil
La Estrella del marino y la Estrella marina juntas de nuevo un
instante
Después, la luz de la Esperanza se oculta al verde campo de
Emerië
Y este, con toda Atlantë, queda de nuevo sepultado en su sueño
profundo
Porque lo hecho por quien cambió la forma de Arda no puede
resolverse
Son otras tierras las que han de quedar sepultadas para siempre
esta noche
Se deshará ahora lo que fue torcido sin remedio desde el
principio
La hueste marina que se ha concentrado ante la costa de la Tierra
Media
Enarbola miles de lanzas cuyas puntas se alzan y descienden
No se atreve todavía a avanzar y aguarda, impaciente y rabiosa
A aquel que al ejército de ondas ha convocado con el mugir de su
cuerno
Pues falta el capitán de la mesnada, Ossë, el Jinete de la Ola
Pero, al fin, tras larga espera desde el mismo fondo abismal
Del reino profundo y oscuro que soporta el peso de la marea
Asciende la figura de quien hizo y deshizo Númenor
Se erige dominante en medio del alboroto creciente
En el centro de la oscuridad el jinete llama a su cabalgadura
Llevando a los labios el gran cuerno del extraviado animal
Que alguna vez fue nota grave en la Música de los Ainur
Y hoy se halla perdido, incluso su nombre se ha borrado
Y sopla una grave llamada para reconducir el caótico furor
A su sonido, el ejercito de las olas se ordena, encauza y une
Formando una sola onda, gigantesca en sí misma, imposible de
abarcar
Esta es la montura del Jinete, el de la cimera de alba crin
espumosa
Y es así que a su orden todo el mar, uno solo, avanza con él
II
Los acantilados de la tierra se presentan como muros
infranqueables
Si ellos cayesen el mundo quedaría mudo por el silencio del mar
Pero ahora la Ola cabalga recta dirigida por mano firme
Y no hay puerta sellada que la cierre bloqueando el paso
Ni obstáculo alto ni fuerte que la contenga en su avance
La tierra necesita del agua pero siempre se desprende de ella
El liquido de la vida viaja hacia el mar, donde acaban su jornada
Ya a través del aire, cargada en nubes repletas como carros en
cosecha
Ya a través de los ríos horadados entre el polvo y la piedra de
Endor,
Los dedos de Ulmo que abarcan la extensión de la Tierra Media
En el centro de todos los litorales de Poniente se abre magnifica
La puerta que Ossë quiere atravesar: Anduin el Grande
Esta noche el mundo se invierte, todo va en dirección contraria
Hasta aquí ha llegado el Jinete y su marina hueste salvaje
Ossë descabalga de la Ola y planta profundas sus huellas
Sobre las blandas arenas de la desembocadura del río de ríos
Anduin, padre de ríos, sobre tu ancha cabeza se alza el Jinete
Grande en toda su estatura, un poderoso pie asentado en cada
orilla
Su alta cimera de alba crin espumosa tocando el cielo
Y la espada que es diente de ballena, Narval, apuntándote
Como verdugo en el cadalso, alza sobre ti el arma aniquiladora
Y la deja caer pesada y mortal hendiéndote de forma mortal
Anduin padre de ríos al que los puentes encadenan
Camino de vida y de muerte, en tus largas riberas
Se ha deshecho y rehecho la historia del mundo
Y ahora se canta el último episodio que es el más grande
III
Narval, diente que muerde el costado de los más recios navíos
Y agita en torbellinos las aguas tranquilas y mansas
Volviendo las olas en crueles fustas que azotan las costas
Éste, Anduin, atraviesa entero el caudal de tú cuerpo de una
estocada
Hasta tocar el lecho en el que te aposentas, y aun no se detiene
Perfora el cieno sobre el que reposas: se hunde, penetra, excava
Desgaja la piel del mundo hasta tocar lo más hondo
Y por la sima abierta se precipita sin pausa la corriente del río
Por la insondable grieta de tu cauce va hundiéndose el cuerpo
Queda por un instante un gran y prolongado valle
Que desde la cabecera hasta la catarata está seco y vacío
Y divide lo que está al norte de lo que está al sur
Pero entonces, con el impulso de sus poderosos miembros
Ossë empuja hacia ambos lados el suelo en que se asienta
Ensanchando la grieta hasta hacerla ancho valle
Y bajo el arco de sus fuertes piernas se desborda furiosa la Ola
Retenida antes su violencia imperiosa en la orilla del océano
La grieta se expande empujando las masas de las tierras
Que la Ola separa con el ímpetu de su brutal carrera
Llenando con su caudal infinito el hueco dejado por Anduin, y aun
más
Edades y países se sucederán unas tras otras
Sobre las nuevas riberas, tiempo sobre el polvo
Y bajo el nuevo sol el nuevo mar ha de brillar
¿Qué historias se cantarán? ¿Quién las escribirá?
¿Qué gentes, qué vidas la habrán de cruzar
De levante al poniente, de sur a norte?
IV
Abierto el camino la Ola galopa enorme y rugiente hacia su final
Y con el Jinete a la cabeza conquista tierra para el mar y sigue
recta
Hasta que, ante ella, se alza el opaco muro de Ephel Dúath
Ya se cierne la Ola sobre la Cordillera Negra en mala hora surgida
El bastión antaño seguro, la coraza oscura del oscuro corazón
Que solido e infranqueable hunde sus cimientos en la raíz de la
tierra
Aquí la Ola es retenida un momento para alcanza su mayor tamaño
Su silueta se alza sobre la cordillera doblándola en altura
Y cuando la marea cae sobrepasando los riscos
Llueve del cielo en apenas un mínimo y fatal instante
Lo que no lloró sobre la torturada Mordor en cien siglos
La tierra moribunda y seca bebe sin saciarse hasta rebosar
Rebosa hasta anegarse y se anega hasta la inundación
Los picos se desmoronan sobre sus faldas, la roca se quiebra.
Los campos de ceniza son alfombrados por el peso de las ondas
Ephel Dúath, Ered Lithui, Lithlad y Gorgoroth,
Nûrnen y sus cuatro ríos, Cirith Ungol
Morannon, Barad-dûr, Morgul
Y Orodruin, incólume, isla solitaria en el mar de la desolación
La boca rugiente, el ultimo vestigio de lo que hubo
La fragua donde se forjó el destino con hilos de acero
Sus faldas quedan apresadas por el barro ascendente
Asciende el agua, baja la ardiente lava
La boca se estremece, ambos elementos chocan
Y surge de su unión uno tercero: vapor espeso y blanco,
Que a la vista desde todos los puntos, a lo lejos
Asemeja ser en su violenta ascensión al cielo
Una montaña sólida de blanca piedra
Encaramada sobre la otra de negra escoria
Y esta nube lanzada hacia arriba por el choque elemental
Cubre por ultima vez de sombra el Reino de la Sombra
Y tras años, siglos, edades, tiempo, nada
Con el último estertor moribundo y final
La Llama Roja se apaga con siseo agudo y sonoro
En el mar interior de duras playas de roca aguzada
En la tierra del rey cuyo nombre hizo estremecer el mundo
Ahora solo reina un monarca, de nombre Silencio
Ni el viento silba entra las rocas de la orilla
V
Esta fue la última acción que quedó por acabar, después de la
cual
Quedaron cortados todos los cabos, deshechas las ligaduras
Nada queda entonces que retenga a un lado del otro
Amansada la Ola su conductor se retiró retornando
A las vastas praderas submarinas, y con ellas más allá
A la Tierra de Aman la Bendecida, y con ella más allá
A algún lugar distante del que el Hombre no ha oído hablar
Más allá hasta lo inalcanzable
Porque el Jinete fue el ultimo que habiendo venido retornó
Y tras de sí fue borrando las huellas del camino
Las corrientes, los vientos, el sonido de la marea sobre la playa
blanca
El ruido brillante de las constelaciones que orientaban en la
bóveda celeste
Toda indicación fue retirada, toda señal cambiada o velada
Y el Camino Recto fue perdido para siempre, ya no hubo puentes
Y las praderas y Aman y Ossë el Jinete y todos los demás
señores
Y los bellos rostros todo desapareció como si nunca hubiera
existido
Y si alguno de entre los Eldar se demoró en esta tierra
Y, añorando la luz tibia del Oeste, partió tarde hacia ella
Habiendo dotando de forma a la madera para la navegación,
Este último navegante, el mas retrasado de todos
Habría errado por siempre en su trayectoria
Y, elevándose sobre las aguas, habría buscado sin encontrar
Errante habría navegado entre Arien, Tilion y Eärendil
Estrella fugaz sin órbita fija, cometa perdido llamado Vanwa
Así acabó un tiempo
Así comenzó otro nuevo