De las similitudes de Fëanor y Sauron

y los Hijos de Fëanor y los Balrogs

De todos es sabido que si bien Sauron es el ENEMIGO en El Señor de los Anillos, en realidad no es más que un lugarteniente de Morgoth,  y no será considerado realmente como un temible enemigo hasta después de la guerra de la cólera en la que Morgoth es derrotado. 

Si es cierto que anteriormente ha tenido cierto protagonismo, como en la balada de Beren y Luthien, pero siempre como sicario de Morgoth y no como verdadero enemigo.  De él sabemos que era tremendamente poderoso, tenia una gran personalidad, y cierto gusto y habilidad para construir joyas. No hay que olvidar que si bien la mayoría de los anillos fueron obra de elfos engañados por él, el Único, el mas poderoso de todos,  lo construyó él personalmente. 

En principio, nada de lo anteriormente mencionado es sorprendente. Sabemos que Sauron es una criatura  malvada y poderosa, y por lo tanto,  se convierte por méritos propios en la encarnación del mal en cuanto Morgoth desaparece, y aún antes, ya reclama cierto poder.  Hay un cierto paralelismo entre Morgoth y Sauron y el que se producirá mucho tiempo más tarde entre el propio Sauron y Er-Murazor. 

Fëanor es, con diferencia, el elfo más poderoso y más hábil que jamas haya existido. En el silmarillion, en el capítulo “Del Sol y la Luna y el Ocultamiento de Valinor”  se le define como: “Entre todos los Hijos de Iluvatar, era el más poderoso, en cuerpo y mente, en valor, resistencia, belleza, comprensión, habilidad, fuerza y sutileza, y una llama resplandeciente ardía en él.” El tema de la “llama” tiene su importancia; en primer lugar, porque de ahí su nombre, “Espíritu de fuego”, pero también el fuego y la llama tienen una simbología muy particular en él y en sus descendientes como veremos más adelante. 

Pero no todo en Fëanor son virtudes.  De él sabemos que es una criatura cruel y orgullosa, y que no se detiene ante nada para conseguir sus propósitos. Él es probablemente el elfo más malvado que haya existido jamás; no sólo por las consecuencias que tuvo su comportamiento, como por cuales fueron sus motivaciones.  Es decir, Fëanor es malvado porque desea serlo, no porque cause malos actos. En el caso opuesto tenemos a Turin Turambar, quien causa también grandes males, pero no voluntariamente, y por lo tanto, no sería justo catalogarle como malvado. 

Así pues tenemos que tanto Fëanor como Sauron son criaturas poderosas y malvadas. Lo cual no puede sorprendernos si tenemos en cuenta que unos de los pilares fundamentales en la obra de Tolkien es la relación entre el poder y el mal.  También Ar-Phârazon es poderoso y malvado, también lo es Saruman, y por supuesto, el anillo único, al mismo tiempo que otorga poder, destila maldad. 

 Vistas así las cosas, no es de extrañar que exista una cierta relación entre Sauron y Fëanor; del mismo modo que la hay entre Ar-Phârazon y Sauron y entre Saruman y Sauron.  En estos dos últimos casos Sauron corrompió, utilizó y finalmente fue la causa de la caída de estos dos grandes personajes. 

 Pero ¿la relación entre Fëanor y Sauron estaba en la misma línea?  Mi opinión es, (y es parte de lo que trato de demostrar con este ensayo) que no. La relación entre Fëanor y Sauron es mucho más íntima y más cercana. 

 Ya hemos visto antes que hay más similitudes entre Sauron y Fëanor; algunas de ellas pueden ser consideradas como meras coincidencias en una lectura superficial, pero dado el nivel de detalle que Tolkien le daba a su obra, y de la importancia de estos dos personajes, me permito dudar que estos detalles no sean nada  más que coincidencias.

 El fuego es un elemento común en ambos personajes. Fëanor es “espíritu de fuego”, y en su mayor crimen, la matanza de los Teleri, el fuego tiene un papel decisivo. Sauron acabará por convertirse en “El ojo en llamas”; de entre todos los elementos que podría haber elegido Tolkien para representar a Sauron, vuelve a elegir el fuego.  Evidentemente porque el fuego es algo terrible, con un tremendo poder destructor (poder destructor que para los elfos sería especialmente terrible, dada su afinidad con las plantas y los árboles) pero también el fuego es un elemento purificador.  Gandalf es un “Guardián del fuego secreto” y Eru Iluvatar inflama a los Ainur con la “Llama Imperecedera”. Luego, si Sauron es el ojo en llamas, no es sólo por el poder destructor del fuego, sino que tiene que ver algo más. 

 Ambos eran hábiles artesanos. Fëanor construyó los silmarilli y Sauron construyó el anillo único.  Por supuesto hubo muchos otros grandes artesanos a lo largo de la Historia de la Tierra Media, pero fijémonos que ni el anillo ni los silmarilli son necesariamente armas ni armaduras. Ambos eran grandes guerreros, pero su mayor obra es un objeto decorativo (con matices, claro) mientras que muchos otros grandes personajes serán recordados por sus armas. Creo que el hecho de que no se dedicaran a construir armas, o cuando menos, no sean estas las más importantes de sus creaciones,  es bastante significativo. 

 Un tercer elemento común es el orgullo. No creo que sea necesario comentar nada acerca del orgullo de Fëanor; sin embargo, es menos conocido el caso de Sauron, quien tras la caía de Thangorodrim fue hecho prisionero. En “De los anillos del Poder y la Tercera Edad” podemos leer “Entonces Sauron se avergonzó, y no quería regresar humillado, y aceptar quizá de los Balar una sentencia de larga servidumbre, como prueba de buena fe, porque había tenido mucho poder bajo Morgoth. Por tanto, cuando Eönwë partió, el se escondió en la Tierra Media; y recayó en el mal” Da la impresión de que Sauron no fuera intrínsecamente malvado, sino que su orgullo le impide soportar un castigado por parte de los Valar y le obliga a volver a recaer en el mal. También Fëanor es víctima de su propio orgullo. Orgullo que NO será la causa de perdición, o al menos no la única, de Ar-Phârazon ni de Saruman, sino el ansia de Poder.  Parece que de nuevo encontramos similitudes que no se dan en otros casos. 

 La última de las grandes similitudes, pero no por ello la menos importante, es la similitud entre los nombres de ambos personajes. Tengamos en cuenta la enorme importancia que para Tolkien tenían los nombres y las palabras y probablemente dejemos de pensar en ciertas cosas como simples coincidencias. 
 Tanto Fëanor como Sauron tienen seis letras, de las cuales, cuatro, la a, la o, la r y la n son comunes, quedando como diferentes las parejas f-e y s-u. Basta hacer unos pequeños ejercicios de vocalización para comprobar la similitud en las posturas de boca entre la e y la s por un lado, y la u y la f por otro. 
 Con todo, este argumento no tiene demasiado peso, puesto que por ejemplo Daeron, es un nombre aún más similar al de Sauron. 

 Tras todo esto, nos encontramos con una serie de sospechosas coincidencias que difícilmente podemos atribuir al azar. Especialmente a la luz de un dato muy revelador, pero a menudo pasado por alto: Jamás se describe una sola escena en la que intervengan tanto Fëanor como Sauron. De hecho, a Sauron se le empieza a nombrar DESPUES de la muerte de Fëanor; antes, sólo hay una vaga referencia que dice “y a Sauron no lo encontraron”  y esta referencia es ANTERIOR al nacimiento de Fëanor. Es decir, en toda la historia de Fëanor, hay referencias a Morgoth, pero nunca a Sauron, cosa bastante extraña ya que se supone que es su lugarteniente. 
  Por todo ello, pretendo haber demostrado que la relación entre Fëanor es lo suficientemente estrecha como para atreverme a decir que Sauron y Fëanor son la misma persona.  A esta reflexión me mueve el hecho de que al morir Fëanor no hubiera ningún cadáver, sino que “tan fogoso era su espíritu, que al precipitarse fuera dejó el cuerpo reducido a cenizas, que se desvanecieron como humo”, lo mismo que sucede en todas las muertes físicas del cuerpo de Sauron.  Así como Sauron habitó en un cuerpo de hombre durante un tiempo dándose el nombre de Annatar, señor de los dones, también habitó en su día en el cuerpo de un elfo noldor dándose el nombre de Fëanor, espíritu de fuego.

 Bastante más difícil de demostrar es la relación (y casi me atrevo a decir identidad) entre los siete hijos de Fëanor y los balrogs, aunque a tenor de la anterior investigación, no debe descartarse a priori ninguna posibilidad.

 Observamos en primer lugar una coincidencia en el numero: Siete. La simbología de los números no es trivial, y el hecho de que coincidan la cantidad de balrogs y de hijos de Fëanor es  bastante llamativa. 

 Tengamos en cuenta lo poco habitual que es semejante cantidad de hijos en un elfo. Esto provoco la admiración / asombro entre el resto de los elfos, a pesar de que Fëanor no era un elfo cualquiera (de hecho, yo sostengo que se trataba del mismísimo Sauron).

 Por otro lado, el siete es un número poco habitual entre los elfos, siendo más propio de los enanos (siete padres de los enanos, siete anillos para los reyes enanos,  etc. ) En el caso de los elfos es mucho más habitual el tres. Tres anillos para los reyes elfos, tres silmarilli, tres hijos de Finwe, tres hijos de Elrond, tres razas de elfos, tres veces maldijo Fëanor a Morgoth en su lecho de muerte, etc.  Entonces ¿por qué siete? 

 Tampoco vemos en ningún momento luchar a los Balrogs con los hijos de Fëanor. Se dice que Fëanor luchaba con los balrogs, pero que los balrogs se fueron y le dejaron y llegaron sus siete hijos.  Es bastante poco probable que los hijos de Fëanor, TODOS los hijos de Fëanor estuvieran lejos de él durante aquel combate, máxime teniendo en cuenta la situación en la que estaban. 

 Por el contrario yo sostengo que los siete hijos de Fëanor, convertidos en balrogs estaban atacando a su propio padre enloquecidos por haber pronunciado el juramento, pero que luego volvieron en sí antes de matarle, si bien le habían dejado herido de muerte. 

 Soy consciente de lo poco plausible que resulta mi argumentación en esta segunda hipótesis, pero el hecho de que en ningún momento se comente que Maglor muriera, pero no se vuelva a saber nada de él; unido a la posterior aparición del Balrog en Moria, es cuando menos inquietante. 

 En resumen, la responsabilidad última del hundimiento de Anadûnê es de Fëanor, quien, adoptando la forma de Sauron, trataba de volver a Valinor a pesar de la prohibición, para arrebatarle el último de los silmarili a Eärendil el marinero. 
 

Minirukhôr, la barrita de chocolate única
 
UAN, IX Edad