El Orcanálisis es una revolucionaria y sorprendente teoría de la psiquis desarrollada por el Dr. Segismundo Frodo (o Fraude, como se lo conoce en Mordor). El Dr. Frodo postula la existencia de tres entidades psíquicas que conviven en la conciencia humana y que se interrelacionan en un complicado juego de pulsiones y represiones: el Orco, el Hombre, y el Elfo.

El orco que todos llevamos dentro nos impulsa a cometer las acciones más indecorosas y desleales, alimenta nuestros apetitos primarios y aviva las llamas de nuestras pasiones más bajas. Es vehemente, irascible, y vive el mero presente. No analiza las consecuencias de sus actos ni toma precauciones para el porvenir. Pero por otro lado, satisfacer al orco suele ser una de las alegrías más plenas y simples de las que dispone el hombre, un tesoro elemental que le proporciona vitalidad, una vitalidad fugaz pero provechosa.

La contraparte del orco es el Elfo. El elfo se empeña en reprimir las desaforadas ambiciones del orco, mostrándonos la vacuidad de sus caprichos y lo deleznable de su conducta. El elfo intenta despegarse de la mísera realidad en que se regodea el orco, e impulsar al hombre a contemplar las estrellas y arrobarse con su misterio y la belleza superior que encierran. El elfo es conciente del paso del tiempo, y más que en el puro presente, vive en los recuerdos y en el atisbo del futuro. Mientras que el orco puede cometer una vileza y olvidarla al instante, el elfo siente la vergüenza de sus malos actos, y la preocupación por sus consecuencias futuras. Se acusa al Elfo ser el casuante del sentimiento de culpa, y de una tristeza que deriva de la consciencia de la fragilidad de la vida. Pero es también el responsable de los ideales más bellos que nos guían a través de la existencia.

El Hombre es aquella parte de la psiquis a cuyo cuidado queda el equlibrio entre las pulsiones y represiones del orco y elfo. Es el árbitro y el director, es quien toma las decisiones y se hace responsable de ellas. De su buen juicio depende la suerte del individuo […]

 
UAN, IX Edad