"Nada de sexo, por favor, somos hobbits: la construcción de la sexualidad femenina en El Señor de los Anillos"

(extractos del ensayo de Brenda Partridge citado en Tolkien : hombre y mito, de Joseph Pierce.)

"El antro de Ella-laraña, al que se llega entrando por un agujero y recorriendo largos túneles, puede considerarse también como el orificio sexual femenino. En la entrada, Frodo y Sam tienen que abrirse paso a través de unas hebras espesas y pegajosas (el vello púbico) ...Estas hebras resultan ser telas de araña que enredan a la víctima, pero Frodo, con el símbolo obviamente fálico de la espada, atraviesa la red (...) Las palabras utilizadas para describir el desgarro de la red, rasgadura y velo, se asocian tradicionalmente con el desgarro del himen.
"La redoma de Galadriel (...) representa también un falo más potente que las espadas (...)
"A pesar de los poderes de la redoma, Frodo, en tanto que hombre, es superado en última instancia por la hembra Ella-laraña; paralizado por su veneno, yace indefenso aguardando a que ella lo sacrifique a voluntad. Sólo la valerosa lucha de su compañero masculino, Sam, consigue salvarlo.
"La descripción de la batalla de Sam y Ella-laraña no es sólo un combate a muerte, sino que también representa una violenta lucha sexual entre el hombre y la mujer. El cuerpo blando y pegajoso de Ella-laraña es una metáfora de los genitales húmedos de excitación sexual (...) Su piel impenetrable cuelga en pliegues como las capas de los labios...
"Así pues, Sam golpea valientemente al monstruo, que retrocede indefenso (...) El órgano masculino, en contraste con la vasta y apestosa masa de la hembra, se describe en términos eufemísticos como pequeña insolencia (...)
"De este modo, Sam y Ella-laraña alcanzan el clímax en un orgasmo en el cual el órgano masculino inflige un gran dolor y un profundo golpe al órgano sexual femenino (...) Después del clímax, cuando la erección cesa, el hombre, aunque victorioso, se presenta de nuevo frágil y superado por la mole de la mujer.
"Entonces Ella-laraña se aleja en su agonía y Sam, como gesto final, levanta la redoma, afirmando una vez más la supremacía masculina, esgrimiendo el falo, el símbolo del poder masculino (...)
"A primera vista la imaginería de este gesto parece más abiertamente religiosa: la victoria cristiana sobre el paganismo. No obstante, como hemos visto antes, en El Señor de los Anillos las implicaciones sexuales están entretejidas con el simbolismo religioso (...) Una vez más, Tolkien interpreta el mito de un modo que revela su temor o aborrecimiento interior por la sexualidad femenina, pero su actitud está reforzada por los prejuicios inherentes en el simbolismo religioso mismo.
Brenda Partridge
 
UAN, IX Edad