Parte 7 de 7


Y dicen y cuentan las historias, que los Fëanorianos, tras haber solucionado el acertijo del Dr Eleder y con ello ganado el Reto, lo citaron en el Salón de Actos con el fin de hacer pública su victoria. Acudieron todas las personalidades de Nueva Númenor: la mitad de los asientos los rellenaban los Pis, vino el Rector, profesores y doctores, la clase de 5º de Quenya casi al completo, representantes de la EGB con Nolendur a la cabeza aún desmoralizado, de las JRRT, el AACF con su habitual pancarta desde la guerra de Veleriam desplegada 'Noldor go home', la nueva Juventud Rohirrim se había podido hacer un sitio gracias a esas trencitas tan monas que habían causado sensación. Y como no podía ser de otra forma, el resto de las Juventudes Noldor se habían acomodado en la última fila.

Ante todos ellos, a los que había convocado, Cambragol habló. La gran multitud prestó atención y escuchó todo lo que tenía que decir. Cambragol era un maestro de las palabras y tenía gran poder sobre los corazones cada vez que hablaba, y en esa noche pronunció un discurso ante los congregados que éstos siempre recordaron. Fieras y salvajes fueron las palabras de Cambragol, y colmadas de cólera y orgullo; y al escucharlas muchos ojos fueron abiertos. Habló sobre todo del Dr Eleder, con odio y cólera, de la injusticia de que la prestigiosa cátedra de quenya se encontrara en manos de un Moriquendi, y sin embargo, casi todo cuanto dijo procedía de lo que había aprendido en clase con él mismo; pero Cambragol, transido de envídia y dolor, reclamó la cátedra de quenya para sí, y despreció los postulados y consejos del Rectorado. Y una voz que Cambragol no llegó a identificar y cuya procedencia sus ojos buscaron en vano, gritó entre la multitud:

- ¡¡Valar valuvar!!

Así fue entonces en ese momento, cuando hizo su entrada en el Salón de Actos el Dr Eleder.

"Y fueron bautizados así, por su odio irracional a todo lo que empañara la pureza de las raíces antiguas, pues era ley entre ellos hablar siempre con la T, y aunque en un principio se llamaban así mismos i Heren Tinco, acabaron adoptando el nombre por el que se les empezó a conocer, y sus siglas infundían temor y respeto desde Ossiriand a Hithlum, y en Doriath fueron perseguidos y se les hizo la guerra pero encontraron refugio entre los hijos de Fëanor, y allí, acabaron siendo olvidados y se mantuvieron en una vigilia constante, siempre en la búsqueda del perfecto quenya. Así eran los E.T.".
Sobre el Quenya y su historia

El Dr Eleder evitaba encarar los rostros y las miradas que le dirigían, de decepción, de incredulidad, de sorpresa. Vestía con las elegantes ropas que los catedráticos acostumbraban a llevar en los actos oficiales: sobre una toga negra que le llegaba a los pies, llevaba cubriéndole de pecho para arriba una tela azul celeste que sin ajustarse caía libre alrededor del torso dejando libres los brazos a la altura del codo. Las mangas también se componían de un fino bordado azul. Y sobre la cabeza, símbolo del Doctor Honoris Causa, coronaba un gorrito negro de terciopelo con forma de hongo, sobre él, como en un torrente y rodeando el gorrito completamente, caían hasta la frente muchos gruesos hilos también celestes, y cuando movía la cabeza a un lado le acompañaban en el movimiento.

Desde la tarima de madera, los Fëanorianos veían satisfechos sin poder contener el orgullo como se iba acercando poco a poco hacia ellos. Con la cabeza baja el Dr Eleder pasaba una y otra fila de asientos, lloraba en silencio. El grito se repitió, y finalmente una multitud de voces lo hizo suyo:

- ¡er cála estel, Valar valuvar!

Pero era más por desolación que por convicción que lo gritaban, pues todos y cada uno de ellos sabían que el Dr Eleder había sido derrotado sin ninguna duda, y con el compromiso de dimitir de la cátedra de quenya, había aceptado el Reto que los Noldor le habían propuesto. Nada se sabía, ni siquiera los más optimistas podían preveer, el curso que tomaría el devenir de las cosas tras unos momentos más de desesperanza.

- Heme aquí -dijo en un murmullo el Dr Eleder subiendo los últimos escalones que daban a la tarima y colocándose en frente a Cambragol-.

Sin mediar palabra, Cambragol alargó ambas manos abiertas hacia el Doctor. Muchos ojos los miraban, pero muchos más mantenían la cabeza baja. Eleder en un lento movimiento llevó las suyas hacia el gorro y se despojó de él quedándole en las manos, y admitiendo la derrota con desconsolanza, pero sin caer en la humillación lo miró directamente a los ojos y durante largo tiempo ambos se estudiaron. No era incomprensión o cólera lo que vió Eleder, sino respeto. Y Cambragol creyó ver incrédulo admiración. Así fue como Eleder alargó el gorro símbolo de su Doctorado hasta dejarlo en manos de Cambragol.

El Noldo se giró hacia todos los asistentes que abarrotaban el Salón de Actos, y levantó los brazos con el gorrito en sus manos sacudiéndolo en el aire y gritando a viva voz:

- ¡¡¡¡¡¡VICTORIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!

Y mientras el grito aún no se había apagado y un sonoro eco lo repetía y ampliaba se abrió con un estruendo de par en par la puerta doble que daba acceso al Salón. Mucha fue la sorpresa que embargó a los Fëanorianos, y por primera vez desde largo tiempo les inundó el temor. Abrieron la boca sabedores de que todo se desmoronaba. Maglor se llevó la mano a la frente murmurando 'cruel Ilúvatar...', los dedos de Caranthir tocaban sus mejillas mientras pensaba 'Mandos...esto es cosa tuya', Cambragol con el gorrito aún en lo alto sólo pudo llegar a decir con el sabor de la victoria muriendo en sus labios... 'la leche'. Y Noldorynn preguntaba mirando de un lado para otro sorprendida 'esto es malo, ¿no?'.

Pues era N'Dyé Olorûn, profesora de historia haradrim, quien había entrado. Pero no era a ella, la que se había ofrecido a ayudar al Dr Eleder, a quien los Fëanorianos miraban. A su lado se encontraba Sador de quinto de Filología Quenya, pero los Noldor ni siquiera se habían percatado de su presencia. N'Dyé agarraba con rabia una cuerda de la que daba fuertes tirones, y al fin, tras varios intentos había conseguido arrastrar y hacer entrar a una oscurísima figura que la cuerda aprisionaba sus manos. Era alta, alta según las medidas de los Días Antiguos, pero no había otra forma de describirlo que diciendo que vestía una oscurísima túnica, negra, negrísima. Le llegaba hasta los pies y la arrastraba ligeramente, su rostro estaba en sombras tras la amplia capucha que le cubría. Y el Dr Eleder comenzó a comprender, en un pliegue de la túnica estaban bordadas en tengwar dos siglas, tan sólo dos, pero que daban a la figura y al Reto un nuevo caríz y un giro antes impensable....E.T.

Subieron los tres hasta la tarima donde Cambragol había bajado los brazos y se rascaba la cabeza con un dedo.

- Dr Eleder -dijo en una sonrisa N'Dyé dando un último tirón hasta caer el E.T. de bruces en la tarima-, ¡aquí le traigo un pequeño regalito!.

- ¡¡Por Manwë, Varda, Kementári, Aulë, Ulmo, Tulkas, Oromë, Mandos, Nienna, Estë, Vairë, Vána, Nessa y Lórien!! -exclamó el Doctor mientras Sador le explicaba al ET el cual había proferido un murmullo de susto 'cuando se escandaliza se pone así...pero uffff cuando suspendo un examen se pone a citar a todos los Maiar'-, ¡¡ahora lo entiendo!!, tú... -dijo mirando al ET el cual se empezó a revolver inquieto temeroso de que empezara a decir Ossë y... hasta llegar a Gandalf...-, tú.... ¡¡eres un ET!! -pues sí que es listo tal como dicen, pensó el ET, hmmm me pregunto si metería a Tom entre los Maiar...-, uno de los antiguos seres legendarios -anda, como los gnomos-, aquellos que tienen la obligación de decir al menos una T en todas sus frases -¿Y Ungoliant? a esa no creo que se atreviera a llamarla Maia-, los que odian y evitan a toda costa la K -bueno...tampoco es tan difícil, no hay muchas palabritas con K tío listo-, los que idolatran a los Trolls como enviados del Divino -pero a los Teleri por mucha T que tengan no los tragamos, ¿eh?-, tú eres...tú eres... -¿la leche?, ¿la hostia?- un ¡¡¡¡¡Extremista de la T!!!!! -opsssss...era eso-.

- ¡Sí Doctor! -N'Dyé afirmó con la cabeza-, ¡le ha estado haciendo a los Fëas todas las traducciones!. Lo capturé debajo de una mesa en los Filósofos Muertos, ¡¡se había liado a tortas con un oriental por decirle éste 'ok'!!. Y Doctor... tome esto, se lo cogí de entre sus cosas, aquí están todas las traducciones, los acertijos, las respuestas... ¡¡todo!!.

- Ajá, sabía que no me podía fiar de que los Fëas jugaran limpio...¡¡descubridle el rostro!!.

Un murmullo de sorpresa recorrió la Sala desde la primera a la penúltima fila, pues la última estaba vacía, ya nadie se encontraba allí.

- ¡¡¡¡ANGASULE!!!!, ¡mi querido colega!....¿cómo has podido?.....

- ¡¡Viva la T!!, ¡¡abajo la K!!

- ¡Lleváoslo!

- ¡¡Tyepeleaaaaaaaaaaaaaaaa.................!! -dos Balrogbedeles lo cogieron y lo llevaron a rastras desapareciendo tras una puerta lateral, 'muchacho, vas a pasar una larga temporada en la fría Mandos', le dijeron, 'mi caaaasa......Teléeeeefono', respondió, 'tranquilo muchacho, tendrás una llamada'. Pero los Balrogbedeles desconocían que justamente ayer habían sido encerradas varias chicas del Cabaret Vanyar, por lo que el mes en la fría prisión, le resultaría realmente agradable entre tanta rubiTa-.

- ayy.... -suspiró el Dr Eleder-, no sabía que Angasule fuera un Extremista de la T...estos ETs...

- Sí.....no hay quien los entienda... -las palabras de Cambragol hicieron que todos se volvieran hacia los Fëanorianos-, ehmmmmmmmm ehhhhhh...........¿hora de irse?

- ¡¡Cogedlos!!

Los Noldor rápidamente empezaron a correr divididos cada uno por su lado. Caranthir y Maglor fueron inmovilizados y apresados, acompañarían a Angasule en su mes de vacaciones. Noldorynn se refugió en el baño de señoritas y desapareció de todas las historias y cantos, reaparecería dos días después, muy arregladita eso sí. Cambragol y N'Dyé cruzaron sus miradas durante unos breves segundos, y ella supo, con la certeza que a veces sólo unos ojos pueden mostrar, que nunca jamás, jamás de los jamases, podría volver a caminar sóla por los pasillos del Edificio Fëanor; y Cambragol con el gorrito en las manos se despojó hábilmente de todas sus medallas y condecoraciones y se colgó de la solapa la idenficación de la EGB de Gwindor que aún consevaba, saltando la tarima se internó entre la confundida muchedumbre.

Y así fue como el Dr Eleder seguiría conservando su cátedra de quenya. Pero ya nada sería igual, pues aunque los Fëanorianos habían vencido haciendo trampas pero demostrando un gran sentido de adaptabilidad, él había sido derrotado por un colega. Al año siguiente el Doctor perdería la mitad de sus alumnos, daría un cuarto de conferencias y no publicaría ningún libro. Sador se debatió durante varios días, pero finalmente acabaría yendo a clases de Arqueología Fantástica con Balsadera. Angasule, Maglor y Caranthir pasaron un mes estupendísimo entre las Vanyar de Mandos, y se apenaron de no haber hecho una trastada aún mayor para pasarse más tiempo entre rubias. Noldorynn hizo nuevas amigas entre las Rohirrim y ahora no ve a Carlos Jesús Beren sóla en el PalanTV. De Cambragol nada se supo en mucho tiempo, pero un tal Gwindor que se creía muerto en la Nirnaeth se matriculó al año siguiente en todas las especialidades y cursillos del Dr Eleder.

Y se dice, que en la vitrina de trofeos de la Sede de las Juventudes Noldor, tras una puerta en la más escondida habitación en el más oscuro sótano del más profundo pasillo del Edificio Fëanor, allí, junto a la jarra de medio litro que se utilizó para desplomar a Nolendur, al lado de la jarra Grond de 25 litros que Morgoth usó para aplastar a Fingolfin, reposa en silencio y es observado por muy pocos ojos, el gorrito cursi del Dr Eleder, símbolo de su cátedra.

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