"Pero por fin el Rey se fatigó. Tres veces cayó de rodillas y tres veces se volvió a levantar, y finalmente el Rey tropezó y cayó de espaldas ante los pies de Morgoth".
Sabiduría popular Noldor

Se despertó muchas horas después en el mismo sitio donde quedara dormido. El camarero dormitaba con la cabeza en la barra y con el paño aún en la mano, se escuchaban voces de un encendido debate en una mesa próxima. Allí seguían los mismos filósofos con el mismo café y la misma charla. Dejó el lugar prometiendo volver más tarde y acabar lo que había empezado. La cabeza le palpitaba y el estómago protestaba, pero antes de salir no pudo evitar servirse una cerveza más y practicar dirigido al camarero el típico saludo noldorin del dedo medio levantado, válido para todas las situaciones.

La fría noche del año que acababa le recibió al cerrar la puerta del Café de los Filósofos Muertos. No llovía, ni tan siquiera amenazaba con hacerlo, pero Cambragol tenía un paraguas roto en la mano. Sí Maglor sí -pensó-, el calendario lo inventamos nosotros no deberíamos permitir que lo usaran. Pero pagarán caro lo que han hecho, encerrarnos el día de Yule, oh sí, lo pagarán.

Empezó a caminar, en la mente sólo un pensamiento, la venganza.

En dos zancadas y media llegó a las oficinas de la EGB, los Eméritos de las Guerras de Beleriand. En la puerta se podía leer un cartelito escrito a rotulador rojo: "Fiesta de Yule, barra libre desde las 20". Entró mirando su reloj, las nueve. Le atendió una hobbita tras un escritorio atestado de credenciales selladas.

- ¿Invitación por favor? -su estridente timbre de voz le provocaba una punzada en su revuelta cabeza-.

- ¿Invitaqué?, yo estuve en todas las guerras desde que Finwë le pegó una colleja a Olwë en Cuiviénen, no necesito de in-vi-ta-cio-nes.

- Ya...por qué todos dirán lo mismo, señor elfito veterano de beleriand, sin i-n-v-i-t-a-c-i-o-n no hay a-c-r-e-d-i-t-a-c-i-o-n.

- Óyeme pequeña bola de pelos, yo reducí Doriath a cenizas antes de que los tuyos nacieran y empezaran a devorarlo todo.

- Seguro, y también estuvo en la Nirnaeth -acompañó sus palabras enarcando una ceja desafiante-.

- ¿¿¡Que si estuve en la Nirnaeth, que si estuve en la Nirnaeth!??, Srta-Come-Pastelillos ¡miraaa! -gritó Cambragol al tiempo que levantaba su camisa y señalaba con ímpetu el abdomen-, ¿ves esto ves esto? ¡es un mordisco de Ulfang!, ¿y esto otro? -señaló su muslo desnudo enseñando los dientes- ¡esa marca es de un balrog!, ¡SI, un balrog!, ¡uno de esos que los de la EGB no han visto en su vida!.

- Conmovedor -silbó la hobbita sin inmutarse, sin apenas levantar la vista de sus papeles y credenciales hacia el elfo medio desnudo que tenía en frente, sin tan siquiera un gesto de sorpresa-. Y esos arañazos de ahí son de un huargo, claro, claro.

- Uhhhh, no....eso me lo hizo Lúthien, uhh qué carácter...díselo a mi señor Curufin sino.

- Sin invitación no puede pasar, se está celebrando una fiesta ahí dentro. Vaya a contar sus batallitas a alguna taberna donde le paguen por su espectáculo erótico.

Sus últimas palabras le colmaron la paciencia. El sonoro paraguazo que le sacudió en plena cabeza se vió apagado al empezar a sonar una musiquilla al fondo que acabó por producirle dolor de cabeza. Cogió de las manos de la hobbita una credencial recién sellada y vistiéndose la colgó de la solapa.

Hmmm Gwindor -pensó-, creía que este la había palmado. Con paso ligero se fue acercando hacia la música y el jaleo, su cabeza resacosa le golpeaba una y otra vez, abrió la puerta doble con una mano mientras con la otra sujetaba con fuerza su paraguas doblado.

Había mucha gente, casi todos elfos y algún que otro humano, aunque también se habían colado dos o tres hobbits a saber cómo. Cantaban en coros, bailaban, seguían el ritmo y bebían. Nadie se fijó en él. Se internó entre la maraña de gente, haciéndose sitio y murmurando "paso que arraso". No lo veía. A su rimbonbante y quejosa cabeza llegó una idea...en el grifo. Y en efecto, allí estaba, junto a sus camaradas bebía una cerveza. Con el paraguas dió unos golpecitos en su hombro.

- ¡¡Tú, tú, tuuuuuuuu!!

- Nolendur, te estaba buscando, tenemos un asunto pendiente que arreglar.

- Cambragol, desde que en Alqua me tiraste al agua gritando '¡Tú con los tuyos!', por todas las veces que me has mandado a tomar por el Helcaraxë...tenemos muchos asuntos pendientes.

La música cesó, todos los miraban, a uno y al otro, frente con frente, ninguno de los dos bajaba la vista, uno sujetaba un paraguas el otro aún tenía en sus manos un vaso con espumeante líquido, sus gestos enfrentados, así Cambragol habló.

- Nolendur yo......TE RETO.

Un murmullo de admiración, de miedo o temor, de sorpresa, indignación, de furia y exasperación se propagó de boca en boca por toda la sala de fiestas de la EGB. Desde los tiempos de Beleriand que todos supuestamente habían vivido, desde los Días Antiguos que ya nadie recordaba exceptuando supuestamente ellos, desde Fingolfin y Morgoth que muchos de los presentes decían haber conocido, desde entonces...nadie había RETADO a nadie.

Nolendur abrió la boca con una mueca desencajada, se recompuso y mirando alrededor a todas las caras esperanzadas, poniendo oídos a lo que se murmuraba...'Nolen, dale una lección al Fëa', '¡200 numenores por Cambra!', sin meditarlo y guiado por el alma dijo solemne.

- Acepto, medio-hermano de sangre, hermano entero de corazón. Tú guiarás y yo te seguiré. Que el RETO marque nuestros destinos de ahora en adelante.

Se preparó rápidamente un lugar adecuado para el RETO, se hizo sitio cerca del grifo, se colocó una mesa y dos sillas. Ambos se acomodaron, cara a cara, no se dejaban de mirar, de sopesar el uno al otro. Cambragol creía atisvar una sombra de miedo en Nolendur, pero sabía que éste jugaba con ventaja. Ayer recién salido de Mandos ya se había corrido una juerga y la cabeza le estaba matando. Dando el visto bueno ambos empezó...el RETO.

Se sirvió la primera jarra, una jarra con asa de medio litro decorada con un tipo vestido con ridículas ropas rojas y más ridículo todavía sombrerito que no se sabía si recordaba a Tom Bombadil o a Cebadilla, y rellena la jarra de un burbujeante, espumoso y dorado líquido. Una para cada uno, el primero en levantarla fue Cambragol, que sin dejar de mirar a su adversario la bebió de un sorbo largo y comedido. Nolendur torció el gesto e hizo lo propio con la suya.

- Nolendur, nos has traicionado. Te has chivado a los profes, nos has acusado y nos han encerrado por tu culpa.

- ¿¿yooo??, ¡por Eru que no!. Prefiero resolver las disputas cara a cara...no sé si me entiendes...

- Sí, te entiendo; otra.

Colocaron a su derecha las jarras vacías, en su lugar inmediatamente aparecieron otras dos, revosantes de nuevo del néctar de la cebada. Las agarraron ambos a un tiempo y con un gesto mecánico la subieron hasta la boca y las engulleron otra vez de un trago.

- Noluendor, ay, ¿cuándo fue la utima vez que bebimos una cerveza jutos?

- No hace miucho, en Barak-Zelona esa ciuda de enanos-que-no-saben-beber.

- Sip, no saben, no saben, les tuvimos que enseñar nosotos, por cierto muy buena tu conferencia sobre el sentido de la birra....otra.

Apartaron la jarra vacía y agarraron la nueva. Nolendur miró a Cambragol con gesto satisfecho, éste asintió al ver que Nolendur la empezaba a beber, necesitaron ambos dos tragos esta vez para acabarla.

- ¿Sabesss Nolen?, en Barak-Zelona llegüé a penssar que erass de lo nuetross. Dessde Morgoth que no veia a algien tragar birra como tu.

- ¿Morgoth biebia birra?

- ¡Pos claro!, ¡Morgoth feu el maior chervechero de todos los tiempos!....ota ¡hic!.

Tres jarras vacías se contaban ya por cada uno a su derecha. Y en sus manos, tenían otra fría y burbujeante. Las entrechocaron y empezaron a beberlas. Aplaudía y vitoreaba la gente a su alrededor.

- Mrogoth se bebio seite, sí SEITE birrass en su RIETO con Fingolofin, hic.

- ¿en serio Cambra?

- ¡Chipi!, y sólo bastaron tres frías y cuntundentes para aplastiar a Fingolfoin, un princhipiante, eso es lo ke era....ota mas -dijo acabándose la que aún tenía en sus manos-.

La quinta ya estaba en la mesa. La espectación era máxima. Mientras el duelo entre Fingolfin y Morgoth apenas había tenido trascendencia dada la aplastante superioridad de Morgoth, ahora con dos rivales sumamente igualados la emoción era difícilmente contenible.

- Pero Morogoth jugaba con ventaja....tenía los silimarili.

- Síi Cambra...puero..pero..¿qué tene que ver?

- ¡como que qué tieeene que ver!, todo esso de que estaban hechos de la lus de los árbuoles no es más ke una susia pataña de los Vualar para justifcar el querer hacherse con ellos....otra birra glurp.

Sirvieron la sexta con un apagado grito de admiración. Dos más y el record que Morgoth había marcado hace incontables años sería revasado. Nolendur empezaba a moverse de un lado para otro peligrosamente.

- Feananaro era..era.. listo chi, no me estraña que los Valuar quisieran abrir los silmarilin para bebersse la chervecha de reserva, los malos pájaros essos.

- y..y.......y.....PLAF!

Cambragol se levantó enfervorizado de la silla al ver caer a su contrincante. Levantó los brazos y practicó el típico gesto noldorin de la victoria -casualmente se hacía también con el dedo medio levantado en puño cerrado- dirigido a todos los integrantes de la EGB que desconsolados lloraban y se lamentaban cual Teleri sin barquitos. Como prueba de victoria absoluta se acabó su cerveza.

- Afichionado -dijo mirando a Nolendur y saliendo de la estancia de fiestas-.

Estaba contento, había humillado a Nolendur en su propio terreno, ante su propia gente. Volvió a las frías calles de Nueva Númenor. Sonó su palanmóvil.

- ¿chi, cómo?, ¿que han ssoltado a loss chikos porr la anistia yuiliana?. Bienn...nos vemoss en los Fillosofuos Enterraos...chi...haremos una visita al depacho del Dr Eleder...no, no, sin gasofa. Tengo oto plan.

Guardó el palanmóvil y sacó una pequeña libretita -provisional Libretita de Agravios Noldorin- donde tachó solemnemente un nombre: Nolendur, el siguiente en la lista era él, el Dr Eleder....¿esste dise saber kwenya?.

Le demostrariemos que no.

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