Parte 4 de 7


El espacio de la Universidad Autónoma de Númenor que más había contribuído a la discusión de ideas y al profundo debate sobre todas las posibles disciplinas tierramediáticas hervía, como siempre, de actividad. Las infusiones y los refrescos corrían sin cesar de la barra a las mesas, y el ruido de los dados repiqueteando y de las cartas arrojadas por los jugadores de Neldinke (traducción quenya por la que se conocía en la UAN al "tresillo") era continua; y, como siempre, selectos grupos de estudiantes conversaban animadamente sobre algunos de los temas discutidos los últimos días durante las clases. El Café de los Filósofos Muertos, en fin, reposaba en el último sótano del último edificio del último subnivel de la metrópoli de la manera en que acostumbraba: sirviendo de postrer sostén intelectual de la inquieta colectividad estudiantil numenoreana.

Era el día 19 del mes de Narvinyë, y eran cuatro las personas que más llamaban la atención en aquel momento, sentadas rodeando una mesa, con sus bebidas en la mano o posadas momentaneamente, pero con un espíritu de seguridad en sus miradas, un irrefrenable orgullo, y un talante combativo y visceral. Eran tres hombres y una mujer, y charlaban sobre sus últimas hazañas, y alguno de ellos miraba de vez en cuando hacia la puerta y sonreía, y discutían entre sí, de este modo:

-Bien, vale, tomar la relatividad como una concepción englobadora de nuestra percepción de la Realidad es algo pasado de moda, y no se sostiene argumentativamente, al menos en tanto se le da el valor de instrumento de análisis universal -admitía exaltado Firindhor, estudiante de segundo grado de Filosofía-. ¡Pero lo que no puedes decirme es que por ello tengamos que admitir esa ontología zoroástrica del Bien y del Mal como dos entes autónomos, existentes en sí mismos, o como dos categorías esenciales, y cuasiplatónicas! No, no... decir que el Bien y el Mal son relativos no es caer en simplificaciones escapistas; es únicamente rendirnos a la implacable tiranía de la praxis; ¡las cosas, simplemente, son así!

-Totalmente de acuerdo, Firindhor -le contestaba Khâm Casadura, alumno del profesor Adanost en Historia Dúnadan-. ¿Qué es el Bien y qué es el Mal? Pues... eso dependerá de cada uno, simplemente. Tenemos tantos ejemplos... ¿El Bien es tener la máxima Libertad y el máximo Conocimiento? Pero existen casos puntuales en los que tanto la Libertad como el Conocimiento pueden ser negativos para alguien; imaginemos un caso: necesito, con suma urgencia, saber el mejor camino para llegar a un sitio. Imaginemos que me dan la Máxima Información; bien, dado que mi capacidad de procesar datos es limitada, es muy posible que esa gran cantidad de información se convierta precisamente en inútil, porque me impida decidir con rapidez; mientras que menos datos y preseleccionados por alguien serían una ayuda mucho más eficaz. ¿Qué significa Máxima Libertad? ¿Que nadie me controle nunca? Pero ¡si estoy controlado desde el momento en que nazco! Vivimos en sociedad... y la Máxima Libertad se ve cohartada por Reglas que asumo; acepto autolimitar mi Libertad.

-Sí, sí -completaba rápidamente Suindhel Eothrim, discípula sempiterna del tercer grado de Ética Valariana-; a fin de cuentas, el asunto se aclara desde una perspectiva teleológica. Siempre hacemos las cosas por algo; y ese algo siempre es nuestro propio beneficio. De esta manera, definimos "Bien" como "aquello que nos agrada en el fondo". Lo que pasa es que hay gente que, por las razones que sean (en gran medida educativas), se sienten bien ayudando a sentirse bien a los demás; digamos que implican su bienestar en el de otros. Y hay otra gente para los que los demás son sólo instrumentos, y encuentra su bienestar en otros asuntos. Alguien del primer grupo dirá que ayudar a los demás es "bueno"; alguien del segundo dirá que es "malo", porque le impide realizar sus objetivos. Simplemente.

-Pero ¿por qué os vais por las nubes? -replicó Firindhor- El asunto es mucho más sencillo... ¿es "bueno" dar dinero a los hobbits de Terronera? Bien, parece obvio que sí; de esta manera, hobbits sin comida ni smial podrán vivir dignamente. Ahora, ¿es "bueno" que la Microft done ese dinero, de manera que así ganará en imagen, aumentará su poder en la Tierra Media, y podrá mantener durante más tiempo el estado de cosas que condenan a la muerte y a la miseria a tantísimas familias de Khând o de Harad? ¿Es bueno regalar palanTVs a quienes viven en los poblados de Rhûn? Bien, les hacemos avanzar en "desarrollo"... pero les hacemos perder su propia cultura. Y tantos y tantos ejemplos; a esto me refiero al hablar de la "pragmática". ¿Qué es bueno y qué es malo? Pues... dependerá del momento, el lugar, la situación, las implicaciones... y en realidad nunca acabaremos por estar seguros.

-Bueno, bueno, pero no me convencéis -le contestó algo enojado Arghad Terendul, doctorando en Derecho Hobbítico-. Hay cosas que son intrínsecamente "malas"; matar a alguien es malo, sojuzgar a un pueblo es malo... y dar de comer al hambriento es bueno, lo miréis como lo miréis!

-¿Seguro? -dijo Casadura- Vale, defínelas como "malas"; ¿y qué ganas con eso? Imagina una situación en la que tienes que matar a alguien para impedir que mueran mil... ¿matarle sigue siendo "malo"? Hablarás del "mal menor"... bien; ahora recordemos la vieja parábola, "¿y matar a un justo para que sobrevivan mil injustos?" Me dirás "yo no soy quién para juzgar". Vale, pero es que la decisión es tuya, por acción o por omisión...

-Mirad... -Suindel se puso de pronto en pie- Una vez leí una historia, que se contaba mucho por el Lejano Khând. Hablaba de un anciano, quien encontró un caballo que le ayudaría en sus faenas del campo. Sus amigos le felicitaron por su buena suerte, pero él siempre movía la cabeza y respondía: "¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe?" Un día, mientras su hijo domaba el caballo, éste se revolvió e hizo que su hijo se rompiera una pierna, de manera que el anciano quedaba solo para trabajar. Sus amigos fueron a consolarle en su desgracia, pero él replicó: "¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe?" De pronto el Emperador de Khând mandó movilizar para la guerra a todos los jóvenes en buen estado; dado que el hijo del anciano tenía la pierna rota, se libró de ir a una muerte segura a la guerra. Sus amigos le felicitaron, pero él siempre movía la cabeza y contestaba: "¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe?".

-Y vayamos a ejemplos concretos de nuestra historia... Boromir fue "bueno", porque hizo lo que creía que era lo mejor; pensaba que llevar el anillo a Mordor era un suicidio, y él no podía permitir que sus amigos se suicidaran, cuando había otras salidas. ¿Cómo se puede ver maldad ahí? Quizás ignorancia, pero ¿maldad? Gollum se vio impelido a sus actos crueles por el anillo; de no encontrarlo hubiera vivido feliz al lado de su abuelita, sin matar nunca un niquebrique. Por ir a ejemplos de otras Edades, ¿fue malo Albanio Pi cuando aceptó el cargo de Ministro en Mordor? Así lo pensaron sus amigos durante la Guerra de la Cerveza -Firindhor palmeó el libro que acababa de sacar de la Biblioteca de la UAN-, pero luego esa acción resultó para bien, y acabó con la tiranía del "sauron cervecero"...

-Claro, pero en las crónicas de la Primera Edad las cosas son o malas o buenas; pero por imperativos literarios!! -concluyó su compañero-. El Silmarillion es una Crónica Épica; como en todas las crónicas épicas, las cosas son blancas o negras. Los personajes del Silmarillion reflejan "pasiones" puras; ¡no se puede pedir a una crónica épica lo que se pide a una novela psicológica! ¿Por ello hay que decir que en nuestro mundo antiguo no existiera la relatividad moral? ¡En absoluto! Lo que pasa es que no nos han llegado textos que la reflejen... porque, obviamente, no existía como tal en aquella época ese canon literario. Y a pesar de todo, bastante relatividad y complejidad moral tenemos en lo que tenemos. No, Arghad, no; la Tierra Media es un mundo real, y como tal, es relativo.

-Pero... pero... a pesar de todo... existen seguridades... existen esencias... -intentó contrarreplicar Terendul.

-Sí, esencia de mirúvor -le cortó riendo Suindel-. De manera que diles a tus amigos de Derecho que... -de pronto, su intervención quedó cortada por la aparición de un semihobbit que bajaba, con paso vacilante, las escaleras que comunicaban el Bulevar del Extremo Este con el Café, y que se quedaba mirándoles fijamente, para avanzar por fin hacia ellos.

-Eemm... perdonen... -dijo- ¿Podrían ustedes informarme dónde puedo localizar a los señores Caranthir, Noldorynn, Maglor y Camgrabol?

-Es Cambragol -corrigió Firindhor, ante la divertida mirada de Suindel-. Y sí, son esos cuatro que están tirados en la mesa de la esquina... mmm... Cambragol es el de la Estrella Feanoriana rota en la mano... y Caranthir es aquel de la respiración acompasada.

-Maglor es el que ronca -completó alegre Terendul-.

-Bien... gracias -respondió el semihobbit, dirigiéndose hacia la mesa en la que los fëas descansaban de su dura celebración; siendo así que se colocó al lado de Cambragol, tocándole levemente en el hombro, y diciendo -Señor Cambragol... por favor... esto es para usted...

Y los vidriosos ojos de una profundidad élfica y un azul hobbítico de Cambragol se abrieron trabajosamente, y su mano, encallada ya de tanto abrir botellines de 1420, Estrella Feanoriana y Nol-Damm, se dirigió hacia el papel, tomándolo de la mano del semihobbit, que desapareció rápidamente de su campo de visión -para lo cual, en realidad, hubiera bastado con moverse un par de pasos-; y cuando consiguió, tras unos minutos, colocar el papel en posición de ser visto, sólo pudo observar un conjunto informe de hermosas tengwar, agrupadas unas junto a otras sin un significado concreto. Sacudió su cabeza y resopló, haciendo gemir a Noldorynn, que musitó un "cambra no grites" casi inaudible, y por fin consiguió aclarar su visión... y rápidamente comprendió: ante él se encontraba la Réplica del Reto del Doctor Eleder!!!!!

De manera que lo tomó con las dos manos, lo observó fijamente, se concentró... y consiguió así que el papel, que anteriormente había sido un conjunto informe de hermosas tengwar, agrupadas unas junto a otras sin un significado concreto... continuara siendo exactamente lo mismo. Y, alzando una mano hasta su cabeza, se rascó el entrecejo y protestó airado: "¿¿¿Qué recontraBalrogs de quenya ha escrito aquí ese silvanoooo???". Y se levantó de la mesa con el papel en la mano, para perder el equilibrio medio segundo después, cayendo así cuan largo era contra el suelo, y logrando arrastrar además en su caída a su compañero Caranthir, de manera que el pie de este último golpeó la espinilla de Maglor, quien profirió un lastimoso pero penetrante y sonoro grito, respondido por Noldorynn con el inmediato lamento: "Aaaayyy, ¿¿¿pero no podéis callaros de una veeeezzz???"

Y desde el suelo, Cambra pudo dar una nueva ojeada al escrito supuestamente quenya del Doctor Eleder, la réplica a su Reto:

"Picambollo ullelyar inyoryar ninwë,
i Tevindo mírenë anulca hónetië.
Lá turir hanie
atarwa úalmië;
ar, i hendu nírarwë, nutíra uryaina
i Calaran. Nauta ná sina qualta telda
nwalca; nan tanome unvanta yando.
Maquetin valin:
mana lá harya tana alta ingoldo?"

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