Visite la Colección Terronera, recientemente donada al museo.


Sala principal de la Pinacoteca de la Universidad, en el ala norte del Museum

Luthien con Silmaril, la celebérrima obra de Leonardo Da Doriath

La historia de la confección de esta magnífica pintura es tan famosa y enigmática como la mismísima sonrisa de su modelo. ¿En quién se inspiró el polifacético y genial Leonardo da Doriath para pintar a Luthien? ¿Acaso se trata de un auto-retrato? ¿Cómo logró el impresionante efecto del Silmaril brillando a través de las delicadas manos de la hija de Melian? ¿Se justifican las teorías de quienes sostienen que es sólo un manchón accidental de pintura blanca que el pintor quiso borrar en vano?

Noche de Fuegos Artificiales en Alforzada, de Vincent van Tuk

El atormentado pintor hobbit Vincent van Tuk heredó las raras peculiaridades de su renombrada familia. Influido por los preceptos revolucionarios de los impresionistas de Cavada Grande buscó en su pintura los rasgos duros y contrastantes de una realidad huidiza y febril. La presente pintura refleja uno de los momentos más emotivos de su localidad, los festejos de Yule en Alforzada, cuando el patriarca el Viejo Tuk hacía gala de su habilidad con los fuegos artificiales. Desgraciadamente, uno de los petardos arrojados por el anciano le arrancó la oreja al pintor, que se hallaba apaciblemente sentado pintando la fiesta. En su furor por captar el momento, Van Tuk llegó a incluir en la escena la oreja ensangrentada, como puede apreciarse en la tela.


Retrato de la Madre de Lotho, por Lotho Sacovilla-Bolsón

La historia no ha reservado un lugar demasiado honorable para Lotho Sacovilla, aunque como pintor merece las más entusiastas recomendaciones. El retrato de la madre es sin duda la obra más célebre de la Cuaderna del Sur. En ella puede verse a Lobelia Sacovilla en su viejo hogar, antes de mudarse a Bolsón Cerrado. Al parecer, la casa tenía goteras. La imagen testimonia que el paraguas era usado por su dueña para algo más que propinar golpes al prójimo.

Nirnaeth Arnoediad, de Pablo Picalrond

Picalrond quiso pintar un homenaje aquí a las víctimas de la Batalla de las Lágrimas Innumerables, último tentativo fallido de derrotar a Morgoth en la Tierra Media. El mural es considerado como la obra maestra del cubismo, una teoría que cayó en descrédito al curvarse la tierra y perderse para siempre el camino recto.


Tarde de verano en la laguna de Delagua, por Puntilloso Serrato

Puntilloso Serrato, uno de los herederos más afamados de los impresionistas de Cavada Grande, ideó por casualidad su técnica, el puntillismo, (que consiste en aplicar el pincel en forma de pequeñísimos puntos). La historia cuenta que cada vez que salía a retratar escenas campestres, llevaba de la mano a su anciana abuelita, a la que le temblaban mucho el cuerpo. Ese peculiar movimiento, trasmitido al acompañante, repercutió favorablemente en las pinturas.


Rosita Coto cocinando, por Van der Hobbit

Esta íntima escena familiar de la luego célebre Rosita Coto de Samsagaz ilustra las cualidades de la pintura flamenca, llamada así porque los pinceles que usaron los pintores estaban hechos con plumas de flamencos de las lagunas de Los Ranales.

 
UAN, IX Edad